sábado, 31 de octubre de 2015

Otro oyente...


Acrílico y lápiz sobre cartón entelado (17x12cm)


DE CERCA DAN MÁS MIEDO

Escuchas:
en algún cafetín de tres al cuarto
engullen sus mentiras junto a un buen desayuno.
Carcajada sonora, palmadita en la espalda
"a esto te invito yo, paga la empresa".

Más risas:
"la empresa o el partido, que es lo mismo".
No pedirán tu voto, pues se saben blindados
por el hierro forjado del sano compadreo.
Además ya no importas un carajo.

Y mientras:
has desaparecido por completo
en la silla del bar la voz se te hace de escarcha
y carraspeas fuerte ese calambre sentado
para volver a ser, siquiera a medias.

Te marchas:
"cóbreme, por favor", dejas propina.



martes, 20 de octubre de 2015

Otro más...


Acrílico sobre tabla (30x30cm)



DICEN QUE DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE VIVE

Y el desgraciado quiso ser poeta:
pidió tregua, romances, primaveras,
las de rotas esquinas y las otras, 
una ventana abierta a las estrellas...

Dicen que de ilusión también se vive
y él se ilusionó tanto, que dolía:
temblaba al escribir palabras nuevas,
su alma se le escapaba en las estrofas.

Pero la vida puso por delante
hipotecas y planes de pensiones,
seguros inseguros y derramas,
inversiones a corto y largo plazo...

Puso reclamaciones y facturas,
producto interior bruto embrutecido,
mil relojes en marcha sin descanso
y tipos de interés no interesantes.

Y él predicó en desiertos extranjeros,
en páramos sin luz ni cobertura,
en partidos de fútbol, en debates;
en "reality shows" y en telediarios.

Y su voz no se oía en ningún sitio,
jamás firmó ejemplares de sus obras,
"tampoco soy tan malo", se decía
aunque un ronquido fiel le acompañase.

Así que buscó ayuda de las musas
para que deshicieran su miseria
y obtuvo su respuesta de inmediato:
¿efectivo o tarjeta en cada verso?


martes, 6 de octubre de 2015

Más gente a medio ser


Acrílico sobre tabla (30x30cm)



EL NADADOR

A veces te recuerdo
como ruido de fondo;
como caudal que arrastra
tu sonrisa
y que va hundiendo entero
tu semblante.

Que entonces la corriente
no me siga robando,
que no me ahogue más en
esta nada.
Que no me aparte a sorbos
de mi casa.

Que, por más que lo intento,
el agua no me escucha;
no interrumpe su curso,
no se para:
ni tu voz queda a flote
muchos días.

Que tras la catarata
sé bien lo que me espera:
tiempo en estado líquido,
implacable,
derramándose aprisa
por el suelo.

Porque somos de agua:
de un torrente maltrecho
y de un olvido rosa,
transparente,
que sepulta callado
la memoria.