sábado, 19 de marzo de 2016

Selfie


El pasado jueves 17 de marzo quedó inaugurada Selfie, mi más reciente muestra individual. En ella continúo investigando en el discurso abierto en 2015 en Vorágine, en las paradojas comunicativas que nos brinda nuestra realidad cotidiana. 

Suscribo pues el texto del folleto que acompaña la exposición: 

SELFIE

Tras mi pasada muestra Vorágine (que tuvo lugar durante abril y mayo de 2015), he optado por seguir desarrollando el discurso allí planteado. Profundizo así en el selfie como mensaje desvirtualizador de la comunicación en un mundo saturado de información en bruto. Es símbolo del vacío argumental y de la distancia emocional, y el más socorrido vehículo potenciador de un ego musculado y con más bien pocas luces. El selfie, entendido no como algo necesariamente malo, hace las veces de icono de lo superficial, pero también resulta un estupendo escaparate moderno de la figura humana, igual que antaño hizo el deporte o la mitología. Es pues la excusa perfecta para que el cuerpo se torne trazo y la carne, pincelada.

Si bien es cierto que hoy la comunicación con prácticamente todo el planeta se encuentra a un whatsapp, a un tuit o a una entrada de Facebook de distancia, no lo es menos que la gran víctima de tal frenesí comunicador es el contenido del mensaje mismo. Decimos muchas cosas, pero ¿las decimos bien?, ¿está contrastada la información que propagamos a los cuatro vientos? ¿pensamos realmente lo que compartimos? ¿Nos importa acaso? Empezamos ahora a manejar las herramientas que nos brindan las redes sociales como si aprendiésemos un lenguaje nuevo. Quizás por ello erremos en las formas tan a menudo. En cualquier caso, el que salgamos o no indemnes (ya como individuos, ya como sociedad) de tanto bombardeo informativo es algo que solo el tiempo podrá dilucidar.

Mientras tanto, los protagonistas de mis obras se muestran sin pudor, móvil en mano como un miembro más, y permanecen así: bellos pero incomunicantes.


Cristina Martel. Enero de 2016.

Posando (a mi pesar) ante una de las paredes de la sala.

Selfie podrá visitarse hasta el 30 de marzo en la sala de arte de La Molina Artesanía (Triana 58, Las Palmas de Gran Canaria), de lunes a sábado, de 9 a 21 horas, y domingos y festivos, de 9 a 15 horas. 

No duden en dejarse caer por allí (pero sin hacerse daño, no me sean literales).