viernes, 24 de enero de 2020

El arte de levantarse


Acrílico y lápiz sobre lienzo (16x22cm; 2019)



Yo tuve suerte.
Jamás recibí golpes
como aquel compañero.
Él los probó de todos
los colores:
encarnados, negruzcos,
amarillo memoria...
Volaba en muchedumbre
hacia los baños
para salir al rato
sin rebeca, sin alas,
sin él mismo;
uniforme arrugado,
sangre y mocos.

Nunca encontré el valor
de defenderle;
callábamos inquietos
un momento
y una risa nerviosa 
se escapaba al pasillo.
Mientras, iban volviendo
-algarabía ufana-
a dejarse caer
sonoramente
en sus pupitres verdes
medio cojos.
 Después llegaba él:
acababa el recreo.